Al pensar en el Centro Experimental INIA Vicuña, ubicado en el Valle de Elqui, es imposible no asociarle con el estudio de la vid, tanto para fines pisqueros, como para consumo fresco de uva de mesa o posterior, como pasa, ahora enfocándose cada vez más en buscar estrategias que permitan una mayor eficiencia hídrica.
El 06 de mayo de 1929 el Fisco adquirió lo que hoy conocemos como el Centro Experimental INIA Vicuña, denominado en ese entonces como «Estación Experimental Frutícola del Elqui» quedando bajo dependencia del Ministerio de Agricultura.
En el año 1964 con la creación del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, pasó a denominarse «Subestación Experimental Vicuña» para luego, a partir del 1991 con la creación del Centro Regional de Investigación INIA Intihuasi, denominarse «Centro Experimental INIA Vicuña».
El principal enfoque de este centro es la fruticultura, destacándose por el desarrollo de importantes trabajos para el mejoramiento de la producción frutícola de los valles interiores del Norte Chico del país. Gracias a la ejecución de diversos proyectos apoyados por el Gobierno Regional de Coquimbo, CORFO, FIA y convenios privados, se pudo generar información de interés de nuevas alternativas frutícolas para la zona.
Y si bien es cierto, al pensar en el Centro Experimental INIA Vicuña, es imposible no asociarle con el estudio de la vid, tanto para fines pisqueros, como para consumo fresco de uva de mesa, también se potenció el desarrollo productivo de especies como pecanos, nogales, paltos y durazneros.
“En la actualidad el centro enfoca su quehacer en la investigación, transferencia tecnológica y producción en uno de los principales cultivos de la región como lo es la vid. Cuenta con una superficie de alrededor de 30 hectáreas de este cultivo, donde se pueden encontrar variedades de uva de mesa, de uva pisquera y variedades para la elaboración de vinos y pasas”, sostuvo Cristian González, encargado del CE INIA Vicuña, destacando que “se han evaluado en este centro, nuevas variedades de vid de mesa como parte del Programa de Mejoramiento Genético en Uva de Mesa que desarrolla el INIA, estudios e incorporación de portainjertos, rescate de variedades de uva pisquera, alternativas de manejo, elaboración y comercialización de pasas y uso de mallas sombreadoras para uva de mesa, entre otros”.
Desafíos futuros
El foco de sus investigaciones durante este último tiempo ha sido buscar métodos para que el riego sea eficiente, considerando la grave escasez hídrica que afecta a la región.
Claudio Salas, director regional de INIA Intihuasi indicó al respecto que, “desde sus inicios el centro ha sido un pilar fundamental para la fruticultura, especialmente para la producción de uva de mesa y de pisco”, explicando que los desafíos han ido cambiando con el paso del tiempo, “antes era más bien lo productivo, ahora hay un cambio de paradigma y la tendencia actual es como producir, pero de manera sustentable y adaptada a las condiciones climáticas que hoy día existen, la escasez hídrica, el incremento de la temperatura”.
“En estos últimos años el INIA, a través del centro y las personas que ahí trabajan, ha generado conocimiento, ha generado variedades, sistemas de sombreo con mallas sitio-especificas, que justamente apuntan a tener una viticultura sostenible. Hoy día se está volviendo a trabajar con las variedades de pisco, para encontrar alternativas que les permita a los agricultores seguir produciendo en un escenario climático adverso”, expresó Salas.
Christian Álvarez, seremi de agricultura de la Región de Coquimbo indicó que, “el aporte que realiza el Centro Experimental INIA Vicuña es fundamental para lograr una agricultura sostenible en un escenario de escasez hídrica, sobre todo para quienes se dedican a la viticultura”, destacando el trabajo de INIA en la validación de tecnología que permita una mayor eficiencia en el uso del agua.