Por primera vez desde el inicio de la pandemia, la celebración en que se consagra el Crisma y se bendicen los santos Óleos, se vivió sin limitación de aforo.
Con la capacidad del templo Catedral colmada de fieles –lo que no ocurría desde el 2019- se vivió durante la tarde de este Miércoles Santo la tradicional Misa Crismal, a la que acudieron representantes de los agentes pastorales que sirven en las 34 parroquias de la Arquidiócesis, junto a religiosas, religiosos, diáconos permanentes, sacerdotes y presidida por el Arzobispo René Rebolledo Salinas.
Reflexión del Pastor
En la prédica que Mons. Rebolledo dirigió a quienes participaron de esta celebración eucarística -en la que se consagraría el Santo Crisma- destacó lo impresionante que resulta la unción cuando es recibida por los recién bautizados, resaltando además las palabras del Prefacio que se mencionarían más tarde: enriquece con el sacerdocio real al pueblo de los bautizados, destacando que “bella esta representación, presente aquí en el templo Catedral de fieles de toda la Arquidiócesis, miembros de las diversas vocaciones en el pueblo santo de Dios. Es la comunidad de los bautizados enriquecida con el sacerdocio real”.
Además, saludó al clero -que luego de su mensaje renovarían las promesas que hicieran en el día de su ordenación sacerdotal- “los felicitamos, les agradecemos por su presencia, su entrega generosa y servicio incansable al pueblo santo de Dios. La oración frecuente por ellos, el reconocimiento y las numerosas muestras de cercanía y corresponsabilidad en la misión son, sin duda, un gran aliento para ellos en los desafíos que deben afrontar cada día en sus parroquias y comunidades”.
Finalmente, los convocó a tener presente dos actitudes en el desempeño de su vocación: “Por una parte gratitud enorme al Señor ante el misterio de la elección y el envío. Nadie de nosotros es digno e idóneo para tan gran elección (…) Por la otra, experimentar frecuentemente la propia indignidad debido a nuestros pecados, pequeñeces, ingratitudes, olvidos… procurar, por tanto, reproponerse en este día y los días de la vida ser sacerdotes sencillos y humildes, buscando actuar con semejante misericordia a la de Cristo”.
Bendición de los Óleos
En la celebración, igualmente, se bendijo el Óleo de los Enfermos, utilizado en el sacramento de la Unción para personas afectadas en su salud, quienes reciben compañía espiritual de diversas agrupaciones voluntarias, como es el caso de Rosa Rojas, perteneciente a la agrupación Samaritanas de María y José, quienes realizan visitas y acompañamiento espiritual en el Hospital “San Pablo” de Coquimbo, quien al finalizar la celebración comentó que esta compañía para los pacientes “es de mucha ayuda, porque esperan escuchar la Palabra del Señor y recibir sus sacramentos. Lamentablemente, desde el inicio de la pandemia no hemos podido realizar nuestro servicio, pero esperamos con ansias que pronto podamos volver a llevarles el alimento espiritual que tanto necesitan”.
Asimismo, se presentó ante el Altar para recibir la bendición, el Óleo de los Catecúmenos, portado por integrantes del Movimiento Cursillos de Cristiandad. “Para mí fue un honor, el Señor nos ha bendecido con esta misión. Es un signo muy hermoso, ya que al interior de nuestro movimiento se nos invita a evangelizar los ambientes y siento que lo de hoy es una forma de hacerlo”, destacó la cursillista Marta Sánchez, quien en la ocasión representó al mundo laical.
Día del Sacerdocio Ministerial
Como es costumbre en la Arquidiócesis de La Serena, en este día también se celebra de forma anticipada el Día del Sacerdocio Ministerial, motivo por el cual los presbíteros que sirven pastoralmente en las comunidades eclesiales de las provincias Elqui y Limarí, se reunieron durante la jornada matutina en la Casa “El Tránsito”, para vivir el Retiro Espiritual de Miércoles Santo.
“En este día se nos permite reflexionar sobre la vocación que hemos recibido del Señor -que representa un aspecto muy importante en nuestra vida ministerial- invitándonos a meditar y pedir luces para seguir sirviendo al Pueblo de Dios. Por lo tanto, es un día de mucha felicidad, porque lo iniciamos compartiendo con nuestros hermanos sacerdotes en esta reflexión y finaliza con la alegría de compartir con quienes integran nuestra Iglesia: los fieles y agentes pastorales que se congregan en la Misa Crismal”, destacó el P. Héctor Zambra, Vicario Foráneo del Elqui.
A cargo de la reflexión durante la jornada estuvo el P. Gerardo Soto, quien propuso meditar en torno a la misericordia “para profundizar lo que el Papa Francisco ha solicitado a los sacerdotes. Insistentemente nos ha hablado de este tema, junto con trabajar la paciencia, por este motivo el objetivo fue reflexionar de qué forma se viven estos aspectos en el ejercicio de nuestro ministerio sacerdotal”.