Contrario a lo que podría pensarse, el tiempo de desocupación es fundamental para los niños y niñas durante todo el año, pues promueve el juego libre, la exploración del entorno, la creatividad y el autoconocimiento, entre otros.
Se acerca el fin del verano y se terminan las vacaciones, pero los expertos en psicología infantil de Fonoinfancia, de Fundación Integra, recomiendan no dejar de fomentar el ocio entre los niños y niñas durante todo el año y promover espacios de desocupación.
Carolina Diez, psicóloga y supervisora del Departamento de Promoción y Fonoinfancia, señala que es clave que los adultos puedan significar los espacios de ocio en niñas y niños como una oportunidad de desarrollo intelectual y emocional.
“Es fundamental que cambiemos la concepción negativa del ocio, desde su perspectiva adultista, comprendiendo los beneficios que puede aportar a las niñas y niños, ya que los sitúa en un espacio donde son sujetos de derechos y protagonistas activos de su propio desarrollo”, sostiene, y agrega que “estos espacios de ocio pueden darse en la interacción con el adulto, donde el niño lo incluye en sus juegos, como también en momentos en los que disfrutan jugar solos”, dice.
A diferencia de las vacaciones -entendidas como un tiempo limitado de descanso en el cual cambian las rutinas, actividades y deberes-, el ocio es un concepto más amplio y complejo a nivel emocional y cognitivo, sobre todo en el desarrollo infantil. Y si bien ambos espacios son favorables, el ocio culturalmente está asociado a la inutilidad y pérdida de tiempo, al no verse como una experiencia productiva dentro del modelo social. Sin embargo, desde la perspectiva del desarrollo infantil sus beneficios son significativos: cumple un rol fundamental al construir espacios que facilitan el juego libre, la exploración del entorno, el reconocimiento de los intereses, la curiosidad e imaginación, el autoconocimiento y la creatividad, todos elementos sustantivos en el proceso emocional y cognitivo en la niñez.
La psicóloga Carolina Diez indica que en el caso de niños más pequeños, es necesaria la disposición o la presencia del adulto. “La idea es que se conecten emocionalmente, entregándoles la confianza básica y segura que todo niño necesita”, explica.
Asimismo, aporta que “el juego libre, la exploración del entorno, de sus propios deseos, intereses, preocupaciones y conflictos de su etapa de desarrollo, potencian en el niño y la niña experiencias de aprendizaje significativas y sobre todo, le brindan una disposición positiva y activa en su propio proceso de aprendizaje”.
El rol de los adultos en los momentos de ocio es de agente facilitador, así también como una guía, que acompaña y está disponible. “Implica establecer ciertos límites, como apagar pantallas, posibilitando así la apertura para el juego libre. Es recomendable que los adultos promuevan la autonomía de los niños y las niñas, posibilitando que tomen decisiones y realizando preguntas abiertas que involucren sus deseos e intereses, como por ejemplo: ¿a qué te gustaría jugar?, ¿qué materiales quieres usar?, ¿dónde quieres jugar?”, asegura.
Con 20 años de experiencia, Fonoinfancia es un servicio gratuito de la Fundación Integra que entrega atención psicológica en temas de infancia y familia, a través del teléfono 800 200 818 y vía chat en www.fonoinfancia.cl.