Columna de Opinión
Alcalde de Punitaqui, Carlos Araya Bugueño
La cultura y el arte son pilares fundamentales para el desarrollo humano. Ambos términos nacen y se proyectan como el eje esencial de la identidad patrimonial en cada pueblo. Por lo mismo, es relevante que nosotros- las autoridades- tengamos en nuestra planificación las acciones necesarias para consolidar ambas corrientes. En Punitaqui inauguramos la Casa de la Cultura y para eso tenemos que dar riendas sueltas a nuestro ingenio para desarrollar arte y cultura. El objetivo primario no es quedarnos con un elefante blanco o un hermoso edificio de hormigón. Al nuevo espacio cultural y artístico hay que darle vida. Para eso desde el municipio ya estamos trabajando. No es fácil, somos una comuna pequeña, con un presupuesto municipal reducido y acotado. Pero insisto, el ingenio y gestión son las bases para lograr implementar carteleras artísticas-culturales.
Pero acá también es relevante el rol del Estado. No basta con construir grandes y onerosas infraestructuras, éstas deben venir acompañadas de planes estratégicos de colaboración y cooperación entre el municipio y el Ministerio de Cultura. Sobre todo en zonas rezagadas como la nuestra.
Por otro lado, la nueva cultura que pretendemos implementar no sólo debe mirar hacia el futuro y apoyar las nuevas vetas de ésta índole. También debe mirar el pasado y saldar deudas con la historia cultural de nuestra comuna. Por ejemplo: necesitamos fortalecer el paso de Pablo Neruda, su poema “Las Flores de Punitaqui” debe golpear cada hogar de nuestra tierra. Enseñarles a nuestros niños y estudiantes la importancia de tan bella oda y como uno de los más grandes poetas del mundo dejó huella en Punitaqui. Hay que avanzar más hacia la investigación precolombina de nuestros petroglifos. Debemos lograr instalar nuestras tradiciones como una característica única. Nuestros molinos deben mostrarse al país y al mundo como uno de los verdaderos iconos identitarios. Y así mucho más
Punitaqui no tendría vida si busca el desarrollo y progreso sin arte y cultura. Ambas disciplinas son un bálsamo para el alma y el espíritu. Y una comuna sin alma y espíritu no existe.