Bajo el contexto de la pandemia y la temporada estival, Alejandra Ramírez, nutricionista de la institución sugiere adecuar la ingesta alimentaria en cuatro áreas importantes como: seguridad, calidad, cantidad y fraccionamiento horario.
Con la llegada del verano la dieta de los niños y niñas puede variar y hasta cambiar, ya que se dispone de más tiempo en familia para consumir alimentos que pueden alterar su nutrición, y por ende afectar su desarrollo integral.
Es por este motivo, y considerando el escenario actual de la crisis sanitaria por Covid-19, desde la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), la nutricionista de la Subdirección de Calidad Educativa, Alejandra Ramírez Pérez, señala que “ la temporada estival, hace relación con un periodo de mayor cercanía familiar y disponibilidad de alimentos, y dada las circunstancias que estamos viviendo a raíz de la pandemia resulta fundamental adecuar la alimentación de las niñas y niños en base a cuatro áreas, como: seguridad, calidad, cantidad y fraccionamiento horario”.
Respecto de la seguridad, la colaboradora técnica indica que, “para evitar enfermedades entéricas o infecciones gastrointestinales, al momento de preparar y consumir las comidas se debe siempre lavar las manos, lo cual debe ser con agua y jabón de 20 a 40 segundos. Enseñémosles a los niños este hábito de una forma entretenida cantando cuatro veces la canción de cumpleaños hasta que se forme espuma y luego enjuagar”.
En esa misma línea, la nutricionista recalca las medidas que se deben tomar cuando se cocinen los alimentos.
“Lavar y desinfectar siempre frutas y verduras, con abundante agua para retirar restos de tierra y polvo. Lavar la superficie de las comidas y retirar los embalajes, sanitizando con solución clorada (1 cucharadita de cloro en un litro de agua) y desinfectar con frecuencia superficies como: mesones, tablas para picar, etc.”
Por otra parte, la calidad y cantidad es un tema no menor, de hecho, resulta primordial que los padres promuevan en sus hijos la ingesta de frutas, verduras, lácteos y legumbres, además de una hidratación permanente, evitando las bebidas gaseosas y jugos envasados.
En ese sentido, Ramírez recomienda mantener el aporte de calcio, entregando leche baja en contenido graso para los mayores de 18 meses, quesillo, yogurt, huevo, carnes magras y legumbres. Realizar preparaciones tradicionales como guiso de porotos granados, humitas y pasteles de choclo (sin azúcar añadida), consumo de pescados y mariscos en preparaciones como estofado, carbonadas o al vapor con ensaladas. Asimismo, incentivar el consumo de frutas y verduras de temporada como: sandía, melón, duraznos blanquillos, damascos y tomates.
Fraccionamiento horario
Establecer un tiempo adecuado para las comidas permitirá una mejor digestión, asimilación de los alimentos y hábitos saludables, por lo tanto, delimitar un horario permanente será muy importante.
Dividir en 4 a 5 tomas la ingesta diaria de alimentos. Ejemplo: desayuno (08:30 hrs.), almuerzo (12 hrs.), once (16hrs) y cena (entre las 19:30-20 hrs). Respecto del desayuno, este tiene que brindar energía y nutrientes para el desarrollo óptimo. Un ejemplo para un niño o niña de 2 años: 1 yogur (135gr) y 25 gramos de cereal bajos en azúcar.
Para una colación de media mañana (10:00 hrs.), entregarles una fruta, como una rebanada de sandía (100gramos) o 1 helado caseros de leche sin azúcar añadida 12 o 0% materia grasa(100cc).
Finalmente, la profesional sugiere hacer actividades en familia “como bailar o crear una pista de actividades en el hogar, para así evitar los tiempos frente a la televisión, computador o teléfonos celulares. En el caso se poder salir a un espacio público seguir las instrucciones del plan paso a paso, considerando estrictamente las medidas de prevención y protección frente al Covid-19”.